Después de mucho tiempo sin pasarnos por estos lares creíamos conveniente, a las puertas ya de un frío invierno gallego en lo que a tiempo y sector turístico se refiere, hacer acto de presencia y empezar a tratar un aspecto en auge: la reconversión de los modelos de turismo convencionales.
La crisis del coronavirus ha acelerado, sin lugar a duda, tendencias ya existentes y presentes en el sector para su desarrollo en plazos de tiempo mucho más cortos. La inminencia de la modificación empresarial ha sido repentina.
En estos nuevos modelos de turismo tiene que primar la búsqueda de formas de trabajo más ágiles y flexibles; potenciar una mayor colaboración y comunicación dentro y fuera de sus estructuras organizativas y fomentar la innovación y la creatividad de todos los implicados.
Y es que quizá, el negocio turístico tal y como se construía hasta ahora, deba cambiar y apostar por dos grandes aliados: la digitalización y la constitución de modelos de negocio efímeros y mutables.
Por un lado, la digitalización y la tecnología son claves para el desarrollo de un nuevo turismo y aplicar, precisamente, una tecnología ya madura en este proceso de transformación digital es indispensable cuando el cliente es cada vez más exigente, está más informado y dispone de más herramientas a su alcance para tener clara la toma de sus decisiones. Esta primera apuesta es el paso para reinventarse, una oportunidad a la que subirse para no quedarse en la estacada.
La segunda apuesta que deben de tomar los modelos de negocio que luchan por sobrellevar una temporada baja complicada debido a la estacionalidad -y ahora, más que nunca- es saber apostar por una diferenciación adquirida gracias a una oferta cambiante, asequible a diferentes públicos objetivo y en función de las necesidades. Partiendo de una misma base compatible con diferentes enfoques hacia la demanda, poder desarrollar fórmulas efímeras y adaptables a las circunstancias de cada uno de los momentos.
Son muchas las empresas que han venido desenvolviendo acciones promocionales como las de reconvertir las habitaciones de hotel es espacios de trabajo, oficinas improvisadas con todas las comodidades para quiénes las ocupan… O también aquellas que, como el Hotel San Lorenzo de Santiago de Compostela, por ejemplo, han sabido sacar rédito a los espacios existentes en el alojamiento y apostar por dar cabida a los estudiantes de la ciudad, a modo de residencia, pero con todas las comodidades que ofrece un hotel. Guste o no, abrir los espacios de los hoteles al público local y albergar una oferta diferenciada, efímera, atractiva y cambiante es, junto a la digitalización, una oportunidad de reconversión y posible éxito a tener muy en cuenta