Storytelling: en busca del sentimiento perdurable

Quizás, en estos tiempos que corren, alguien haya vuelto a retomar la visión de películas de antaño y sacase del baúl de los recuerdos El club de los poetas muertos con un magnífico Robbie Williams en el papel del Profesor Keating, incesante en su recital de Walt Whitman, llegándonos a todos muy adentro.

 

Veintitantos años después, a alguien se le encendió la bombilla en Apple, el gigante tecnológico, y supo elaborar un anuncio inspirado en la línea de la película con una voz de Williams en off que te hace preguntarte cómo contribuirías con tu propio verso al mundo, y cuál será ese verso. El objetivo del anuncio era claro: demostrar todas las formas en que puede usar un iPad cada persona. Pero, a la vez, nos permite pensar en la vida y nuestra contribución al mundo de forma, cuanto menos, poética.

Desde luego, no es algo nuevo en los spots de Apple encontrarnos con que son capaces de crear historias emocionantes y atractivas que asociar con su marca y eso es, precisamente, el arte del storytelling.

Una historia que contar

El storytelling no nació ayer, eso, desde luego. El storytelling lleva con nosotros desde hace más de 40.000 años cuando, en alguna recóndita cueva hoy perdida por el mundo, hubo un primer ser del Paleolítico al que se le ocurrió retransmitir sus vivencias en forma de arte rupestre. Y es que, en verdad, el storytelling es básicamente eso, el arte de contar historias, de comunicar. “Las historias han sido, son y serán necesarias siempre, ya solo por el afán humano de saber sobre nuestro pasado, de aprender y, por supuesto, de evolucionar gracias a ellas. Y si aún seguimos contando historias, a diario, será porque, sin duda, aún las necesitamos… a todos los niveles, personales, profesionales… humanos” dice Élia Guardiola en su blog.

Escribía Shakespeare, en su obra La Tempestad la frase “estamos hechos de la misma materia que los sueños”. Alfa Romeo celebraba hace unos 10 años su centenario con el lanzamiento del Alfa Romeo Giulietta y, precisamente, utilizaba este recurso shakespeariano para dar forma a su spot. Y es que, precisamente, los sueños vienen cargados de emociones y estas, acaban generando sentimientos y el marketing, indudablemente, busca emocionarnos para motivar nuestra conexión con una marca, para crear sentimientos perdurables, para trasladarnos a historias ya vividas, para activar nuestras neuronas espejo y hacer que veamos algo que nos guste de tal forma que no podamos evitar desearlo…

En definitiva, no hay mejor storyteller que aquel que cuenta una historia que nadie va a olvidar y, por tanto, no habrá marca más memorable que la que consiga cautivarnos para que la llevemos presente en nuestras memorias.

Y, sino, que se lo digan a nuestros abuelos… ¿Conoces storytellers mejores?

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